ÁNGEL
ANTONIO GONZÁLEZ IN MEMORIAM
Ha bastado el
soplo mortal de un pulmón averiado sobre la vida de mi amigo Ángel Antonio
González para comprender y sentir palabra por palabra la “Elegía a Ramón Sigé”,
de Miguel Hernández. “Un manotazo duro,
un golpe helado,/ un hachazo invisible y homicida,/ un empujón brutal te ha
derribado.” Con el corazón apretado de congoja, decidí aceptar la
invitación de ABC para escribir su necrológica que hoy domingo antecede a las
tradicionales esquelas abecedarias. Hubo un tiempo en que se daba por hecho que
quien no aparecía en los obituarios o las esquelas del diario monárquico o no
era nadie o era falso que hubiera muerto.
Por eso acepté escribir la reseña que
publica hoy el periódico al que prácticamente dedicó su vida y cuyo título
“Elegante eficacia en la Redacción de ABC”, de la cosecha del diario, es una
muestra de lo que significó Ángel Antonio en esta bendita profesión del
demonio.
g
Su bonhomía
con quienes lo tuvimos como compañero y como jefe fue tan comúnmente reconocida
que no precisó del momento postrero de las alabanzas para reconocérsela.
Siempre cumplidor, riguroso, buena gente, con su sonrisa medio tímida y cortés
que lo inhabilitaba para el debate bronco, tan común en la profesión, empezando
por aquellos años de la tan mentada Transición. Años en los que la sección
Política de ABC, con su empeño en los debates políticos a todas las bandas y
colores, trataba de pinchar a golpe de entusiasmo la burbuja facciosa en la que
se quería arrinconar al diario de la calle de Serrano. Fue un tiempo en el que
el torbellino de juventud que poblaba las Redacciones y del que Ángel Antonio
fue catalizador y moderador necesario reverdeció el ABC de siempre. Después llegaron
el amor familiar y los amigos. Hasta que ayer mismo, un anunciado vendaval de
tabaco maligno nos lo hurtó para siempre. Descansa en paz, querido amigo.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario