martes, 27 de mayo de 2014


LOS EXPERIMENTOS CON GASEOSA, JOVEN

Si a unas elecciones cualquiera les suelen seguir atosigantes análisis y contraanálisis sobre la razón de que todos se sientan vencedores, en las recientes elecciones españolas al Parlamento europeo, punto final de una campaña anodina y al desgaire, los resultados han sido semejantes a una fumigación letal. Los cinco partidos hegemónicos ─los estatales PP, PSOE, IU y los autonómicos PNV y CiU─ se han visto afectados de una manera u otra por la eclosión de partidos y movimientos impensables hace un par de años, impulsados por la ya larguísima crisis económica y social, la persistencia de una corrupción generalizada sin culpables, la poda del Estado del bienestar, el insoportable desempleo y por el fenómeno de las televisiones, que si bien no es nuevo en el juego político, ha servido de altavoz y diseminador del descontento.

En el PSOE, los recortes y tijeretazos del Gobierno popular se han traducido en una tremenda patada en el trasero de los socialistas que comenzaron a malquistarse la confianza de sus votantes a partir de aquel giro copernicano que protagonizó José Luis Rodríguez Zapatero el 14 de julio de 2010 durante el debate del estado de la nación. Las medidas de austeridad anunciadas y los primeros recortes sociales llevaron al presidente socialista a asegurar que los acometería “cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste”. Desde entonces, el socialismo español ha ido dando tumbos, asistiendo al desperdigamiento de sus filas en movimientos a su derecha (UPyD) pero sobre todo a su izquierda, y rozando la insignificancia. Efectivamente, le costó, pero no sólo al presidente sino a todo su partido al que le aguarda una larga travesía por el desierto.

miércoles, 21 de mayo de 2014


PUERTAS AL CAMPO

La quizás comprensible sobreactuación del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, con motivo del asesinato de la presidenta del PP y de la Diputación de León, Isabel Carrasco, comienza a cosechar sus frutos: al socaire del anonimato “parece” haberse agrandado la oleada de odio que desde sus comienzos se expande por la red. Fue un infame asesinato a un político, aunque no un asesinato político, ocasionado por una mezcla  letal de odios, rencores y obsesiva venganza. En aquellos primeros momentos se produjeron manifestaciones de cariz bien distinto: por un lado ─generalmente procedente del mundo “popular” o de comentaristas cercanos a él─ la estupidez de achacar el impulso del asesinato a una especie de caza al político provocada por los escraches, las plataformas antidesahucio y las distintas mareas de protesta. La imputación a la protesta ciudadana de la muerte de una política en ejercicio se diluyó sin embargo como un azucarillo tan pronto se apreció el alcance de la majadería.
    
Por el otro lado, una infestación de miseria, insania mental en Internet y especialmente en la red Twitter con incitación a la violencia y al odio pareció incendiar el foro de opinión más amplio e incontrolable de las redes sociales. La presencia de excelentes usuarios en la red del pajarillo se ve lastrada por una horda de anónimos energúmenos dispuestos a actuar como lo harían en la vida real: camuflarse en la masa para llevar a cabo sus acciones contra todo lo que se mueve. ¿Recuerdan aquellos carteles de Zapatero asesino y el estacazo al entonces ministro José Bono durante una manifestación de la AVT en 2005? Pues lo mismo, pero en virtual.

martes, 13 de mayo de 2014


ASESINATO Y MISERIA EN CAMPAÑA

El asesinato de Isabel Carrasco, presidenta del Partido Popular de León y de su Diputación Provincial, ha cortado de un hachazo la campaña a las elecciones europeas, una de las más anodinas de que se tiene noticias. Está de más buscar motivaciones para un acto tan vil puesto que nada justifica un asesinato aunque se cometa contra un asesino o sobre el más insignificante miembro de la sociedad. Ocurre que las reacciones de condena y dolor se magnifican e incrementan conforme sea la influencia social de la víctima que en este caso se trata de una personalidad políticamente connotada, perteneciente al partido en el Gobierno.

Ya están en marcha las correspondientes manifestaciones de condena con el consiguiente desgaste de los adjetivos calificativos ─vil, miserable, infame, despreciable, canalla, abominable…─ en tanto el dolor se cobija en los adentros de sus deudos. Mientras la policía recompone los motivos habría que subrayar dos aspectos sobre los que reflexionar: la ausencia del terrorismo en el homicidio de un político español y la sorprendente vileza con que determinados usuarios de las redes sociales se despachan al socaire del anonimato.

martes, 6 de mayo de 2014


SOMBREROS
Dicen que todo vuelve. Lo curioso es que lo dictaminan personajes que a su temprana edad no tendrían que andar ensimismados en el pasado sino creando  para el futuro. Puede que sea pereza creativa o simplemente que el buceo en el ayer pueda terminar siendo apasionante para quienes no lo vivieron. Después de un largo periodo de liberación y oreo del cabello masculino y casi a hurtadillas han ido regresando las gorras deportivas, las boinas, las gorras de campo y también, de modo creciente, el sombrero. Con este cambio climático y el inmisericorde calor sobre el cráneo se vuelven a  ver los sombreros adornando la indumentaria masculina.  No es todavía el regreso que caracterizó y uniformizó las décadas de los 40 a los 60, pero cada vez con más frecuencia puede verse en las ciudades (en los campos se llevó siempre la cabeza cubierta) el retorno del flexible o del “panamá”.