CONFIRMADO: DIOS ES
ARGENTINO
Hace décadas
que los naturales del país, encaramados en su enorme y comprensible ego, tenían
la certeza absoluta, los datos incontestables, la evidencia prístina (¿viste?)
de que el gran Dios era argentino. ¿Qué país puede albergar en el mismo
territorio y a un tiempo la demostración de la eternidad en sus manifestaciones
estática (el glaciar Perito Moreno) o dinámica (las cataratas de Iguazú)? ¿Qué
lugar fuera de Europa puede tener como capital una ciudad europea como Buenos Aires?
¿Qué pueblo, si no es el elegido, puede mostrar entre sus ídolos la
constatación de la existencia de ese Dios argentino? A ver si no por qué al
idolatrado Diego Armando Maradona se le llama “la mano de Dios”. A Maradona
anda moviéndole la silla un muchacho de nombre Leo Messi que para contrarrestar
lo de la mano y como reclamando su lugar eleva los índices al cielo a cada gol
que marca. Puede terminar siendo “el pie de Dios” de tantos aciertos contra el
arco rival.
Se puede seguir, sin mentar a Evita ni citar al peronismo: ¿qué pueblo tiene a un Borges, a un Bioy Casares, a un Julio Cortazar o a un Sábato entre sus escritores? Más aún, ¿qué país de acendrado espíritu republicano puede alardear de haber colocado una reina, Máxima Zorreguieta, en el mismísimo enclave monárquico de Europa? Es que, la verdad…
Tan asumido lo tenían en el país del Plata que el grupo musical “Villanos” llevó hace unos
años al hit parade porteño el tema “Dios es argentino” que con algunos retoques
cantó también el grupo “Intoxicados”: “Dios
es argentino y se olvidó (…)/ Dios es argentino y se rajó (…)/ Dios es
argentino como yo (…) / Dios es argentino y me cagó”
Es que lo
tenían todo, aunque faltaba algo así como un representante de Dios en la tierra
y la fumata blanca vino a revelarlo: el cardenal arzobispo de Buenos Aires, el
jesuita Jorge Mario Bergoglio, hincha del equipo de fútbol San Lorenzo de
Almagro (ni Boca ni River, ¿viste?) será el nuevo vicario de Dios con el nombre
de papa Francisco. Como en idioma argentino Francisco es Pacho y por allá
gustan de los diminutivos ya hay quienes a las pocas horas de la elección le
llaman Papachito primero y quienes, más irreverentes, consideran que mejor debería
haber tomado el nombre de Diego II (pues el primero, el innegable, es la vigente
mano de Dios).
En fin, que al
margen de este comentario que pretende ser festivo y a tenor de pasadas
rencillas, algunas malquerencias y no pocas cuentas por ajustar pueden ir
tentándose la ropa las siguientes personas y entidades: Cristina Fernández de
Kirschner, el Opus Dei, los Legionarios de Cristo, los Kikos y la Curia. No sé
si por este orden.
EXCELENTE, DON MANUEL
ResponderEliminarGracias,Jordi.
EliminarDe siempre se supo que Dios era argentino, aún antes de la fumata blanca.
ResponderEliminarAhora los comentartistas despechados le tildan de neoliberal,retrógrado, contrario al aborto y a la patria grande,y Cristina Fernández de Kirchner, histriónica como Maria Estela de Perón y antes Evita, se apresura a saludar su elección con los mejores deseos.
¿Qué se espera de un Papa?
Que se enroque en la esencia más irracional y rancia.
Asistiremos divertidos al ajusticiamiento de sus adversarios, aún desconocedores del orden.
Se admiten apuestas!
Divertido, agudo : ¡enhorabuena! Un abrazo :-)
ResponderEliminarGracias, Rossella
EliminarFestivo, pero con enjundia. Felicidades, siempre. Un abrazo fuerte.
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